Las estadísticas son deprimentes, por eso no les daré números. Pero todo indica que a medida que las mujeres encuentran espacios laborales fuera del área doméstica ,ganándose el pan con el sudor de su frente igual que el varón , el hombre no trabaja más en los quehaceres domésticos, sino menos . Como ni los consentidos, ellos sólo dedican pocos minutos en el hogar a hacer tareas de su preferencia. Si, son hombre de bíceps grandes y pelo en pecho, que pesan entre 20 y 50 kilos más que una de masa corporal, pero deciden “cooperar” con esa cosas que más les guste hacer, Y una, con tal de que hagan algo, accede a que hagan lo que sea de su preferencia, que tiene con ver con cosas que se hacen :
a) acostados en el piso o
b) sentados en una silla
…porque parece que si están más de tres minutos parados, se les cansan los pies.
Entre las cosa que hacen acostados esta revisar la mecánica del auto que dura unas seis horas del día domingos en las una solos le ve os opies, por lo cual tanto pueden estar reparando el auto como durmiendo una siesta debajo del ídem.
Las que se hacen sentados en una silla suele ser intentos de reparación de electrodomésticos, que se basa en desarmarlos , estar seis horas escuchando un partido de fútbol ( o verlo por la TV , ubicada junto a ellos) , y luego dejar las piezas desparramadas sobre la mesa. Cuando uno precisa la mes para comer, ellos dicen “Aun no he acabado “ , con lo cual todas las piezas van a parara a una bolsa que jamás
ellos vuelven a tocar ,. Luego hay que llevar el electrodoméstico y la bolsa de piezas sueltas a un técnico que dice “ no puedo repararlo, porque al abrir ustedes el aparato, este perdió al garantía) . Con lo cual tu marido dice “ese no sabe nada, yo lo reparar” Claro que en el proceso. a esta altura han pasado tres meses - se perdió un tornillo vital para el funcionamiento del electrodoméstico, que hay que tirara con bolsa y todo y reemplazar por uno nuevo. De todas las cosa de la casa los marido s nos se ocupan porque nada les molesta, y la ye que erige en cada hogar es que las cosa slas termina haciendo aquel ( ¡ o aquella!) a quien le molesta mas que no estén hechas. Y como a tu marido no le molesta pisar ropa sucia desparramada por lo pasillo, ni el moho en los azulejos del baño, ni los platos sucios en la cocina, todo lo acabas haciendo tu , a quien la vista de una casa desordenada te produce una depresión que va in crescendo . Los hombres tampoco entienden que tiene de malo un pañal recargado de orina , no comprenden por qué habría que quitarle las migas a un mantel , qué tiee de amlo que los muebles luzca una fina capa de polvo, qué daño hacen las telarañas en los rincones, y creen que eres una maniática de la limpieza si protestas porque hay cucarachas muertas en el paso.
Otra cosa en que los hombres ayudan es en cocinar , pero cocinan solamente los platos que lleven riesgo, aventura, sangre y fuego implicados en el proceso de cocción : o sea, el asado o la barbacoa en el que arriesgan la vida cambiando brasas ardientes de lugar y manipulando grandes chuletas de cuadrúpedos que pesaron 500 kilos en vida…¡ eso es coraje!
Si después de hacer un almuerzo, te lavan los platos en un día especial ( San Valentín , o aniversario de casados) es por pura casualidad y siempre te dicen “ te he dejado la plancha de hierro en remojo” …¡ justo lo que pesa como 30 kilos te toca lavarlo a ti”!
Dado que en toda familia, toda mujer sabe que los hombres son solos útiles para abrir fracasos y sacar la basura los varones bien mal entrenados por madres que les han dicho “ deja que lo hago yo “ , porque ellos demoraban cinco horas en hacer mal lo que a ella le llevaba diez minutos . Entonces, generación tras generación, los varones siguen sin saber los Misterios del Planchado, el Código Da Vinci del Lavado, los Secretos del Lustrado., la Secuencia Fibonacci de Lavar un Baño y las Claves Secretas de Limpiarle la cola a un Niño. Se que en alguna época estos secretos de la vida doméstica han sido de gran orgullo para muchas mujeres que le han dicho a sus hombres “deja que los platos los lavo yo” , o “ sal de la cocina” , porque verse desplazada de sus sitios de poder las ponía nerviosas y las hacia sentir prescidibles. Pero hoy que las mujeres aportan con su sueldo a la economía familiar, es hora de que les exijan a ellos que, en compensación, aporte con “ horas- hombre” de trabajo doméstico cotidiano. Hay una sola manera de logralo, y es declararte una inútil total en las labores domésticas. Por más buena cocina, tejedora, costurera y lavadora que seas , cuando el te pida que le cosas un botón o le planches la camisa, tienes que declarar , con firmeza: “No sé hacerlo “ o “Ya no lo hago como solía hacerlo “ o “ No me sale tan bien como antes” , o “ Me deprimo si lo hago” . Hasta el más reacio se arremanga si no hay quien lo haga. Para esto debes bajar tu nivel de exigencia de tener una casa que parezca salida de una revista de decoración , y esperar el tiempo que sea necesario, hasta que él se harte de comer hot dog s y pisar cucarachas y acabe diciendo - como tú desde hace décadas – “ ¡Caray , parece que en este casa todo tengo que hacerlo yo!”
a) acostados en el piso o
b) sentados en una silla
…porque parece que si están más de tres minutos parados, se les cansan los pies.
Entre las cosa que hacen acostados esta revisar la mecánica del auto que dura unas seis horas del día domingos en las una solos le ve os opies, por lo cual tanto pueden estar reparando el auto como durmiendo una siesta debajo del ídem.
Las que se hacen sentados en una silla suele ser intentos de reparación de electrodomésticos, que se basa en desarmarlos , estar seis horas escuchando un partido de fútbol ( o verlo por la TV , ubicada junto a ellos) , y luego dejar las piezas desparramadas sobre la mesa. Cuando uno precisa la mes para comer, ellos dicen “Aun no he acabado “ , con lo cual todas las piezas van a parara a una bolsa que jamás
ellos vuelven a tocar ,. Luego hay que llevar el electrodoméstico y la bolsa de piezas sueltas a un técnico que dice “ no puedo repararlo, porque al abrir ustedes el aparato, este perdió al garantía) . Con lo cual tu marido dice “ese no sabe nada, yo lo reparar” Claro que en el proceso. a esta altura han pasado tres meses - se perdió un tornillo vital para el funcionamiento del electrodoméstico, que hay que tirara con bolsa y todo y reemplazar por uno nuevo. De todas las cosa de la casa los marido s nos se ocupan porque nada les molesta, y la ye que erige en cada hogar es que las cosa slas termina haciendo aquel ( ¡ o aquella!) a quien le molesta mas que no estén hechas. Y como a tu marido no le molesta pisar ropa sucia desparramada por lo pasillo, ni el moho en los azulejos del baño, ni los platos sucios en la cocina, todo lo acabas haciendo tu , a quien la vista de una casa desordenada te produce una depresión que va in crescendo . Los hombres tampoco entienden que tiene de malo un pañal recargado de orina , no comprenden por qué habría que quitarle las migas a un mantel , qué tiee de amlo que los muebles luzca una fina capa de polvo, qué daño hacen las telarañas en los rincones, y creen que eres una maniática de la limpieza si protestas porque hay cucarachas muertas en el paso.
Otra cosa en que los hombres ayudan es en cocinar , pero cocinan solamente los platos que lleven riesgo, aventura, sangre y fuego implicados en el proceso de cocción : o sea, el asado o la barbacoa en el que arriesgan la vida cambiando brasas ardientes de lugar y manipulando grandes chuletas de cuadrúpedos que pesaron 500 kilos en vida…¡ eso es coraje!
Si después de hacer un almuerzo, te lavan los platos en un día especial ( San Valentín , o aniversario de casados) es por pura casualidad y siempre te dicen “ te he dejado la plancha de hierro en remojo” …¡ justo lo que pesa como 30 kilos te toca lavarlo a ti”!
Dado que en toda familia, toda mujer sabe que los hombres son solos útiles para abrir fracasos y sacar la basura los varones bien mal entrenados por madres que les han dicho “ deja que lo hago yo “ , porque ellos demoraban cinco horas en hacer mal lo que a ella le llevaba diez minutos . Entonces, generación tras generación, los varones siguen sin saber los Misterios del Planchado, el Código Da Vinci del Lavado, los Secretos del Lustrado., la Secuencia Fibonacci de Lavar un Baño y las Claves Secretas de Limpiarle la cola a un Niño. Se que en alguna época estos secretos de la vida doméstica han sido de gran orgullo para muchas mujeres que le han dicho a sus hombres “deja que los platos los lavo yo” , o “ sal de la cocina” , porque verse desplazada de sus sitios de poder las ponía nerviosas y las hacia sentir prescidibles. Pero hoy que las mujeres aportan con su sueldo a la economía familiar, es hora de que les exijan a ellos que, en compensación, aporte con “ horas- hombre” de trabajo doméstico cotidiano. Hay una sola manera de logralo, y es declararte una inútil total en las labores domésticas. Por más buena cocina, tejedora, costurera y lavadora que seas , cuando el te pida que le cosas un botón o le planches la camisa, tienes que declarar , con firmeza: “No sé hacerlo “ o “Ya no lo hago como solía hacerlo “ o “ No me sale tan bien como antes” , o “ Me deprimo si lo hago” . Hasta el más reacio se arremanga si no hay quien lo haga. Para esto debes bajar tu nivel de exigencia de tener una casa que parezca salida de una revista de decoración , y esperar el tiempo que sea necesario, hasta que él se harte de comer hot dog s y pisar cucarachas y acabe diciendo - como tú desde hace décadas – “ ¡Caray , parece que en este casa todo tengo que hacerlo yo!”
El rol de padre ha cambiado por completo. El padre actual no es el que traía una bestia cazada con sus manos de la selva. El de hoy trae la bestia feteada en bandejitas de telgopor. Le pides que vaya a comprar pan y leche y él vuelve del super trayendo de todo menos pan y leche. ¿Es maldad? No…¡ es despiste! ¿Solución? Envíalo a hacer las compras con una lista escrita en la mano. Y si pierde la lista, que no compre nada .
Muchas veces sabiendo que tiene que salir, una madre deja la cena lista en el horno para papá y los chicos. Pero a la vuelta, la casa huele a incendio, porque su marido puso hamburguesas en la parrilla inferior de la cocina y quemó la tarta. “Es que los chicos no querían tarta, sino hamburguesas…” , te explica . ¿Y sabes qué? ¡La culpa es tuya por dejarle todo listo! Hubieras dejado que él se arregle solo con la cena, aunque sólo sea capaz de darles bananas o pedir pizza. ¿Cuál es el problema? Aún no se sabe de niños que hayan muerto por una dieta de bananas y pizza.
Debes saber que cuando la mamá da un paso al costado y resigna el monopolio de las tareas a su marido, él se las ingenia para preparar una cena completa, bañar a los chicos y tenerlos listos para que se vayan a la cama con los dientes cepillados a una hora conveniente. Las madres divorciadas saben muy bien que hasta los hombres más vagos aprenden de golpe a ser padres muy decentes.
Claro que hay mujeres que se ponen muy nerviosas al sentir que la gente de la casa se arregla bien sin ella, y dicen: “Yo no soporto verlo a mi marido lavando los platos. Para mí, los hombres tienen que hacer otras cosas más importantes. Como lavar la plancha de los bifes, por ejemplo”.¡Error! Un hombre nunca lava la plancha de los bifes: te la dejan en remojo porque le da asco la grasa pegada .
Entonces, lo mejor que puedes hacer para estimular el rol paterno no es alejarlo del mismo, sino incentivarlo a cumplirlo, con frases del tipo:
“Nadie cuela el jugo como tú, Rodolfo”
“Los moños de zapatillas que le haces a los chicos son de un nivel artístico impresionante, Carlos”. “¡Luis, me doy cuenta de que tú lavaste los platos porque quedan como espejos.!”
Y allí te darás cuenta de que, de acuerdo a su propio estilo, tu marido empezará a ayudar más en la casa.
Muchas veces sabiendo que tiene que salir, una madre deja la cena lista en el horno para papá y los chicos. Pero a la vuelta, la casa huele a incendio, porque su marido puso hamburguesas en la parrilla inferior de la cocina y quemó la tarta. “Es que los chicos no querían tarta, sino hamburguesas…” , te explica . ¿Y sabes qué? ¡La culpa es tuya por dejarle todo listo! Hubieras dejado que él se arregle solo con la cena, aunque sólo sea capaz de darles bananas o pedir pizza. ¿Cuál es el problema? Aún no se sabe de niños que hayan muerto por una dieta de bananas y pizza.
Debes saber que cuando la mamá da un paso al costado y resigna el monopolio de las tareas a su marido, él se las ingenia para preparar una cena completa, bañar a los chicos y tenerlos listos para que se vayan a la cama con los dientes cepillados a una hora conveniente. Las madres divorciadas saben muy bien que hasta los hombres más vagos aprenden de golpe a ser padres muy decentes.
Claro que hay mujeres que se ponen muy nerviosas al sentir que la gente de la casa se arregla bien sin ella, y dicen: “Yo no soporto verlo a mi marido lavando los platos. Para mí, los hombres tienen que hacer otras cosas más importantes. Como lavar la plancha de los bifes, por ejemplo”.¡Error! Un hombre nunca lava la plancha de los bifes: te la dejan en remojo porque le da asco la grasa pegada .
Entonces, lo mejor que puedes hacer para estimular el rol paterno no es alejarlo del mismo, sino incentivarlo a cumplirlo, con frases del tipo:
“Nadie cuela el jugo como tú, Rodolfo”
“Los moños de zapatillas que le haces a los chicos son de un nivel artístico impresionante, Carlos”. “¡Luis, me doy cuenta de que tú lavaste los platos porque quedan como espejos.!”
Y allí te darás cuenta de que, de acuerdo a su propio estilo, tu marido empezará a ayudar más en la casa.
2 comentarios:
Gracias Ana, voy a poner en práctica tus consejos, y ver si la bestia peluda que mientras hace zapping me pregunta si necesito ayuda cuando estoy a cuatro manos puede poner en funcionamiento su cuerpecito, y ayudar, aunque sea poniendo a andar el lavarropas, tarea ardua si las hay
besos
Ya han probado todas esas cosas conmigo, y no, no funcionan.
Halagar mis habilidades como lavador de platos, solo ha logrado que me aléje más de dicha actividad y justifica más aún mi rol de supervisor de platos límpios.
Por lo demás, es todo cierto.
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