viernes, 29 de agosto de 2008

Hombres : Dime cuál es tu oficio y te diré qué te preguntan




Cómo te torturan en las reuniones sociales :

Actor : ¿Cuando besas a la actriz, la besas en serio? ¿Le metes la lengua? ¿Y tu mujer que dice?

Maquillador : ¿Maquillaste a algun famoso?

Arquitecto : ¿ Que le pongo a las paredes para la humedad que sube?

Maestro : ¿ Como aguantas a los chicos?

Cantante: ¿ Es cierto que todos los cantantes se drogan?

Médico : Sabes ..yo tengoun dolor acá ….Mira este bultito …¿ me opero o no me opero?

Ingeniero : ¿Construiste puentes o algo?

Jardinero : ¿Que hago para que no se me apesten las plantas?

Abogado : Me acaban de despedir …¿ les puedo hacer juicio?

Corredor de seguros : Te cuento lo que me paso: resulta que u tipo me choco el auto, y no tenía papeles …

Psicologo : ¿Eres sicologo? Ay, mejor me voy para otro lado, que pensarás de mi con todo lo que dije!

Taxista : A los turistas …¿ los llevas por cualquier parte…?

Empresario discografico : Mi hijo tiene una bandita de rock…tocan muy lindo …¿ donde te mando un demo?

Bancario, inversor o corredor de bolsa : ¿ Dolares o euros?

Empresario: ¿ Es cierto que todos los empresarios se drogan?

Médico : ¿Es cierto que ustedes se ligan a todas las enfremeras?

Escritor: Escucha esto que me pasó: tienes para una novela….

Albañil : ¿Sabes alguien que haga bien un piso de cemento alisado?

Periodista: ¿Ustedes van al cine y al teatro gratis, no? ¿Que onda Chiche Gelblung? Es o se hace?

Piloto :. ¿ Tuviste accidentes?¿Te da miedo volar? ¿ Es cierto que hay sexo en los aviones?

Músico : ¿ Es cierto que los músicos se drogan?

Solución:
-¿Tú qué te dedicas?
-Yo, no hago nada , soy amo de casa.

Libros de autoayuda para mujeres sin hombre



Gracias a la revolución del feminismo, la píldora, el voto femenino y los derechos humanos, las mujeres gozamos de una libertad sexual absoluta, vivimos romances inolvidables… ¡y un sábado a la noche no tenemos con quien salir!
Es que las cosas antes eran distintas: conocías un chico a los trece, te casabas a los veinte y a los cuarenta eras una abuela feliz. Ahora puedes tener mil romances, pero cuantos más hombres conoces, más confundida estás.
Por eso las mujeres leemos miles de libros de autoayuda. Te dicen lo mismo que te dijo tu madre mil veces, pero como lo que habla tu mamá es gratis, no la escuchas. En cambio el libro te salió tan caro , que lo lees para amortizarlo.
Cuando una busca novio, tiene la opción de salir con el que tipo dulce, el amigo de siempre, que te consuela. Pero los hombres dulces y románticos son poco hombres.
Entonces una va de chasco en chasco y dice “yo no sé elegir hombres, mas vale que me elijan ellos a mi”. Pero los que te eligen, son seductores natos . Y los seductores son psicópatas y mentirosos. Entonces vas y te compras “101 mentiras que los hombres le dicen a las mujeres” de Dory Hollander. Lástima que la autora también miente: los tipos generalmente dicen más que 101 mentiras.
Luego una lee el best seller “ La princesa que creía en los cuentos de hadas”, de Marcia Grad. Lástima . Cuando una está hecha pelota, Marcia te dice “El sufrimiento puede ensanchar tu corazón y dejar más sitio para el amor y la alegría” .Evidentemente, para ser completamente feliz, una debe sufrir mucho más aún.
Entonces una , que pudo todas las esperanzas en el hombre equivocado, va y compra “ Mujeres que aman demasiado” de Robin Norwood, que dice lo mismo que amar no es sufrir; que el amor le hace a uno sentirse bien, y que si no es así, no es amor.
Pero aún no aprendiste nada si no leiste “Hombres que odian a las mujeres y las mujeres que los aman “ de la doctora Susan Forward . Dice que hay mujeres adictas a los hombres misóginos, y que la única manera de salir de eso es aprender a ponerles límites.
Y mejor aún es “Mujeres inteligentes, elecciones tontas” del Dr Connel Cowan y el Dr Melvyn Kinder , que dicen que los hombres irresistibles pueden hacerte la vida miserable; y que es mejor quedate con aquel con quien te sientas a gusto. Pero tú, loca como esás, solo te sientes a gusto y divertida con un inamaduro irresponsable .
Por eso acabas leyendo “El síndrome de Peter Pan” de Dan Kiley, “El complejo de Cenicienta” de Collette Dowling,. Ambos hablan de que la dependencia emocional te impide ser tú misma, de que no debes permitir que tu felicidad dependa de otro y de que debes buscar lo que mereces. Palabras también dichas mil veces por tu madre mientras revolvía el arroz, mientras tú no le prestabas nada de atención...porque las madres dicen siempre lo mismo.
Cuando todo falla en el presente, una busca un amor del pasado. Entonces buscas al ex primer amor de los 17 años- que hacía 20 años que no veías- y quizás el hoy quiere acabar cn la asignatura pendiente, pero te advierte “ vas demasiado rápido para mi” . …¡Increíble, le diste 20 años y el tipo todavía necesita más tiempo!Entonces vas y lees " Lo que los hombres No le dicen a las mujeres” de Abby Hirsch y Nancy Love , que en sus 188 paginas no menciona lo que él NO te dijo . Pero el libro termina diciendo “Nunca esperes de los hombres más que de las mujeres”.
Eso te deprime tanto que lees “Secretos de los hombres que toda mujer debería saber” de Bárbara de Angelis, que afirma que “a nivel emocional, la mayoría de los hombres están en muy baja forma”. ya lo sabías , eso no es ninguna noticia. Para despejarte, sales, vas a fiestas y te presentan un tipo que te pregunta : “¿No tienes el teléfono de alguna amiga con quien tenga mejor química que contigo?” .Antes de tirarte por la ventana , lees “Mujeres complacientes, Hombres controladores” de Karen Blakey, que dicen que una relación es buena si él te permite elegir . ¡Y el de la fiesta elegía a una desconocida antes que a tí!
Ya desesperada, corres a comprar “Cartas de las mujeres que aman demasiado” , “Respuestas a las cartas de las mujeres que aman demasiado” y “Cartas respondiendo cartas de respuesta de mujeres que aman demasiado”. No hay “Cartas de hombres que aman demasiado poco”, porque aman tan poco que ni siquiera escriben.
Para aclarar el siniestro panorama, lees “Bellas, inteligentes y solas” y “Lo que las mujeres inteligentes saben” de Steven Carter y Julia Sokol . Yo no los entendí. El día en que salga a la venta “ Lo que las mujeres tontas no saben ” o “ Mujeres tontas , elecciones re-tontas” correré a comprarlos .
“ Los hombres aman a las mujeres que se aman” de Carter y Sokol dicen que uno debe valorarse para que otro te valore y que una misma debe hacerse feliz , comprarse diamantes y champagne . ¡Pero una mujer sola no puede ni descorchar la botella! Suponte que estás saliendo con uno que no se quiere casar. Tienes que leer “El temor al compromiso” de Carter y Sokol, y “Cómo lograr que un hombre se comprometa” de Bonnie Barnes y Tisha Clarke, donde todos dicen que al tipo hay que darle tiempo. Tanto tiempo, que para cuando lees “Para llegar al Sí, quiero” de la Dra. Patricia Allen y Sandra Harmon, te das cuenta de que ya no quieres.
En resumidas cuentas, al final, el mejor libro de autoayuda es “Vivir sola y disfrutarlo”, de Lynn Shahan, porque tiene unas recetas fantásticas de lomo marinado para uno, que te permiten preparártelo, comértelo, darte un baño de espuma y quedarte el sábado a la noche en casa mirando una buena pelicula, la que tú quieras, hasta la hora que quieras, para luego comerte unos bombones, leyendo "¿Quien entiende a los hombres?", que no es autoayuda : es un reflejo de la realidad. Si lo lees entero descubres una gran verdada que contradice su subtitulo : los hombres no son tan simples . Ellos mueren de amor por la mujer que menos los necesita.

¿Por qué los hombres dicen "te llamaré" y no te llaman?




Increíbles motivos masculinos


Supongamos que un hombre te invitó a salir y tú aceptaste.
Te llevó a comer a un lugar cálido y sofisticado, pidió un buen menú, un buen vino, postre y café. La charla fue amena y no descayó en toda la noche. No te aburriste. Tampoco te pareció que él se aburriera. Te empezaste a sentir atraída hacia él, hasta el punto exacto de sentir intensas ganas de que te bese. Intuyes que si se quitara la salsa del bigote y no hablara con la boca llena, hasta podrías enamorarte de él. Tanto te le quedas mirándole la boca cuando habla que ya ni siquiera escuchas de qué te está hablando. Y cuando te pregunta: “¿No te parece?”, le dices a todo que sí, porque no le puedes decir “Discúlpame; no te escuché porque estaba pensando que me encantaría saber cómo besas con esos labios”.
El fue divertido y ocurrente, fue amable con el camarero, pagó y dejó buena propina, te ayudó con tu abrigo al salir, te llevó a tu casa, dijo que la pasó muy bien contigo…. y en el momento exacto en que te morirías por saber cómo besa, él te lanza la mortal estocada masculina: “Te llamaré”.
Y una se pasa el resto de su tiempo de vigilia calculando qué significa esa frase.
¿Significa que nos va a llamar mañana para confirmar que la pasó genial con una? ¿Que nos va a llamar el jueves para arreglar algo para el viernes o sábado? ¿O que nos va a llamar cuando no tenga nada mejor que hacer?
Si esto sucedió el sábado a la noche, en todo el domingo no llama. Una calcula que llamará el lunes para comentar el encuentro. Pero no llama en todo el lunes. Bueno…no querrá mostrarse como un desesperado. Esto es pura estrategia: llamará el martes, para saludar.
Pero él tampoco llama el martes.
“Bueno, no querrá asustarme”, calcula una. “Llamará el miércoles para preguntarme cómo estoy…”. Pero él tampoco llama. Bueno, nadie llama un miércoles, es justo a la mitad de la semana.
¿Llamará el jueves para saber si podemos vernos en el fin de semana? Pero tampoco llama el jueves.
Será que él no tiene tan baja la autoestima como para querer garantizar que reservemos el fin de semana para él. Es un hombre seguro de sí mismo, que sabe que dejaremos cualquier programa por volverlo a ver. Seguramente llama el viernes.
Pero el viernes no llama.
Y el sábado tampoco.
Y una ya no se baña, no tiende la ropa, no compra comida, no ocupa el teléfono, no hace las compras, se queda sin pan, azúcar, champú ni leche, mantiene el celular pegado al cargador para que no se descargue y no hace ningún plan para el fin de semana para reservarse el tiempo libre por si él llama .
Y él no llama.



Razones misteriosas

¿Por qué no llama, si la salida fue muy linda, si ambos la pasaron bien, si no se lo notó mirando incómodo el reloj para irse pronto, si pidió langostinos para quedar bien contigo, si estuvo cuatro horas conversando muy entretenido? ¿Por qué no llama, si es obvio que están hechos el uno para el otro? Tratas de recordar la última noche en que lo viste, haciendo una reconstrucción mental de los hechos con precisión detectivesca. ¿Cometiste algún error? ¿Dijiste algo que lo asustó? ¿Te quedó espinaca en los dientes? ¿Hablaste de enfermedades o - ¡peor!- de querer ser madre pronto? No, no pasó nada de eso. ¿El dio muestras de parecer fóbico, comprometido o enamorado con otra? ¿Se levantó en algún momento para hacer un posible llamado a otra? No, ni siquiera fue al baño. ¿Puede ser que sea un gay no asumido? ¿Lo aburriste espantosamente, pero lo sabe disimular?
Cuando te parece que no haya pasado nada de eso, y es la tercera vez que un tipo así te dice que llama y no llama…es porque es uno más de los extraños tics masculinos.
¿Qué les pasa a los hombres? ¿Por qué dicen que llaman si no piensan hacerlo? ¿Por qué no se comunican, sabiendo que estamos esperando que lo hagan?
Hay varios motivos por los cuales un hombre no llama.
Ninguno de ellos tiene que ver con que los dos la hayan pasado bien o no, sino con el hecho de ser varón.

El tiene más tiempo que tú

En primer lugar, los hombres deberían tener en cuenta que una mujer tiene su tiempo acotado para ponerse de novia, lo que las lleva a desesperarse si no tienen nada que hacer un sábado a la noche. Cada fin de semana sin salidas es para ella la cuenta regresiva hacia la menopausia. Porque tenemos un tiempo limitado para reproducirnos. Y eso lo sabe cada una de nuestras células.
En cambio, para un hombre, el tiempo de reproducirse es ilimitado, en tanto y en cuento tenga erecciones, que hoy en día se consiguen con una pastillita , lo que les da aun más tiempo para postergar la decisión.
Así que el apuro de un hombre por concretar algo con una chica que le gusta es algo así como un trillón de veces menos urgente que el de la chica.
Lo que pasa luego de una primera cita es que – si todo salió bien – él se queda tranquilo, mientras una se queda ansiosa esperando que él vuelva a llamar.
¿Por qué se queda tranquilo? Porque ya sabe que hay una chica que puede gustarle, sabe dónde ubicarla y en verdad no tiene ninguna urgencia por hacerlo, porque a él le basta con saber que ella existe. Mientras tanto, va probando con otras, total… ¡el mundo está lleno de mujeres encantadoras!
Así que un hombre no llama porque no ve cual es la urgencia de llamar. Y porque ni siquiera imagina que estás esperando que él llame.


El factor fiestero


El plan de un hombre no es encontrar una mujer encantadora, ponerse de novio con ella y casarse. El plan de un hombre es conocer la mayor cantidad de mujeres posibles - que no quebranten su presupuesto de salidas - hasta darse cuenta de golpe- semanas o meses más tarde - que entre todas esas, tiene ganas de volver a ver a alguna un particular. En la comedia “Noche de Reyes”, Shakespeare le hace decir al bufón Feste “Muchas salidas divertidas previenen un mal matrimonio”, lo que demuestra que por lo menos desde el año 1599 en que se escribió esa obra los hombres razonan así. Un buen día, quizás, deciden llamar a aquella a quien más recuerdan…o a quien más recuerda su amigo Quique, cuando les pregunta “¿Y que fue de esa morocha de tetas increíbles que no sé por qué dejaste pasar?”.
En esto de salir con mujeres, ellos ni siquiera tienen el sexo en la cabeza, sino que lo que quieren es no comer solos la maldita salchicha recalentada.
Hay otro ingrediente que los lleva a no llamar a una chica adorable.
Y es que en el fondo, todo macho soltero piensa “¿Por qué me voy a quedar pegado a una sola mujer., mientras que otro tipos que siguen sueltos se divierten más que yo?”. El temor al compromiso se trata de “no quedarme con una sola, así puedo conocer a otras”. No lo hacen tampoco por sentirse latin lovers, sino por – créase o no – tener más roce y volverse más hábiles en este tema de tratar mujeres. Porque en el fondo saben que es todo un arte eso de mantener conversaciones con ellas logrando no dormirse arriba de los spaghetti. Inconscientemente, ellos saben que les convienen tener experiencia en tratar mujeres para poder tratar a muchas más. Y mientras puedan lograr práctica, lo van a hacer.
A veces pasa que cuanto más le gustaste en una primer salida, menos posibilidades hay de que te vuelva a llamar, porque no quiere quedar prendado de ti. Lo que él siente es que no puede arriesgarse a que le gustes más y más y más, que quiera vivir contigo, casarse, tener hijos, jubilarse, llevarte de vacaciones de jubilados a una playa tropical…. ¡y ver allí miles de chicas en bikini que no van a poder conocer porque está arrastrando tu sombrilla! ¿Comprendes ahora por qué el pobre hombre se niega a llamarte?



Hombres bajo el microscopio

Pero hay otros motivos por el cual a un hombre te dice que te va a llamar y no llama.
Uno, es un espantoso temor al rechazo. Tienen tanto miedo de quedar como desesperados, que prefieren dejar pasar un tiempo prudencial antes de arriesgarse a llamarte y que les digas “¿Otra vez tú? ¡Pero qué pelmazo!”.
(¡Si pudieras ser madre a los 80, como ellos, tampoco llamarías enseguida!)
Ellos calculan que llamar enseguida es una patética muestra de debilidad. Prefieren mil veces más quedar como maleducados o desconsiderados que quedar como tipos inseguros que mendigan atención. También saben que a las mujeres, cuanta menos interés se les muestra, más se enamoran. Entonces, dado que la manera de hacerse valer y mantener interesada a una mujer es no llamarla, él no la llama.
A todos los hombres les pasó alguna vez obsesionarse con una chica, empezar a llamarla todo el tiempo, y recibir a cambio rechazo y desprecio por parte de la mujer de sus sueños. Esa herida narcisista en su vulnerable ego la sufrieron en la adolescencia… y los dejó tan doloridos que juraron no arriesgarse a que eso les vuelva a pasar. Entonces prefieren perder de vista a una mujer antes que confirmar que ella no quiere verlo.
Y hay otro motivo respecto a esto de la urgencia por volver a verse. En una salida con un hombre, las mujeres estamos atentas a tantos detalles al mismo tiempo, que necesitamos repetir la salida para poder volver a fijarnos en lo que no tuvimos tiempo de atender. Las mujeres salimos con un hombre y miramos su pelo, sus ojos, sus pestañas, cómo modula la voz, si se lavó las orejas, si tiene los dientes parejos y si se lustró los zapatos. Miramos si tiene las uñas limpias, si tiene cicatrices, qué ropa eligió, y tratamos de percibir qué perfume usa y cuál es el aroma de su piel. Queremos descubrir en el transcurso de una cena qué lo hace reír y qué lo pone serio, qué comida prefiere y cómo la mastica. Prestamos atención a qué tipo de humor tiene y hasta dónde llega su nivel cultural. Nos fijamos en cómo mira a los demás y en si nos mira a los ojos cuando hablamos. Para cuando termina la cita, acabamos tan abrumadas de detalles que necesitamos volver a ver a este hombre para saber si nuestras percepciones son ciertas o no. O para empezar a escuchar lo que dice cuando habla.
¿Y los hombres? ¿qué percibieron en la primera cita?
Ellos recuerdan vagamente qué partido de fútbol estaban transmitiendo en la tele del bar, les pareció que la comida tardó demasiado y estaba fría , y creen recordar que el café estaba bueno. Eso es todo.
La máxima definición masculina de una salida es “me aburrí” y “no me aburrí”. Un hombre ni siquiera se fija mucho en si le gusta la chica o no, sino más bien, si se gusta él estando con ella.
Así que aunque se haya sentido terriblemente atraído por ella, si en el primer encuentro se sintió tonto o desubicado, no le interesa volver a verla pronto porque no se sintió cómodo con ella. A ellos no les importa cómo eres tú, sino cómo los has hecho sentir. Las mujeres estamos tan pendientes de los detalles más pequeños que olvidamos la parte más importante de la salida: hacerle sentir a él que nos parece un tipo fascinante.
Pero los hombres perciben que los estamos observando con microscopio. Y ni siquiera a las ratas de laboratorio les gusta que las observen tanto. Si trataras así a una rata, no te llamaría. Si los escudriñaras menos, seguramente ellos llamarían más seguido.


El camino del mínimo esfuerzo

Finalmente, también sucede lo más temido: no le interesa volver a verte.
Pero jamás se animaría a decirte “la pasé mal y no te voy a volver a llamar porque no tenemos onda”. No querrían ser tan sinceros, por temor a ser groseros, ofendernos y a terminar soportando un ataque de histeria de una mujer llorando que lo mata a carterazos.
Así que si sabes que el hombre no es un caso de timidez patológica, no te confesó que tiene fobia a comunicarse telefónicamente, y tú no fuiste particularmente desagradable con él…lamento decirte que si no te llama, es sólo porque no está interesado en volver a verte.
¿Entonces por qué te invitó a salir? ¿Y por qué, en vez de invitarte a un tomar rápido café que les ahorre tiempo a los dos, te invitó a una cena de cuatro horas? Hay muchos motivos:

- pudo haber querido conocerte mejor para saber si te veía algo bueno
- quiso quedar bien para demostrarse a sí mismo que es educado y galante
- no le gustabas desde un principio, pero quiso saber si le podías presentar alguna amiga
- quiere contarle a sus amigos que salió con una mujer
- no tenía nada mejor que hacer esa noche, y tenía hambre de algo rico

Ellos son mucho más prácticos que nosotras y basan su accionar en satisfacer sus necesidades urgentes, no las de futuro, como nosotras. Como ellos saben que las mujeres esperan que ellos se despidan diciendo que las llamarán, de puro obedientes dicen “Te llamaré” como estrategia para sacarse a la mujer de encima y poder irse rápido y sin reproches. Para ellos resulta pesadillesco dar explicaciones de cualquier cosa, y lo último que querrían es escuchar a una mujer que en el momento de la despedida los bombardee con preguntas como “¿En qué te fallé? ¿Por qué te caí mal? ¿No te gustó el color de mi esmalte de uñas? ¿Me darías otra oportunidad?”. Así que la manera más práctica es decir “Te llamaré”, aunque sepan que no lo harán.



¿bQué hacer cuando no te llama?

Si el tipo te gustó y tienes el coraje suficiente como para escuchar la verdad, puedes llamarlo y decirle “me quedé esperando que me llamaras… ¿te pasó algo?” El puede inventarse que estuvo de viaje, o que estuvo enfermo, o con mucho trabajo. A veces puede tratarse de una mentira piadosa, y otras veces es cierto que estuvo de viaje, enfermo o con mucho trabajo. Pero quizás no tuvo ganas de volver a verte y eso es algo que debes admitir que pueda suceder. Lo único que podrías comentarle es “Yo sí tengo ganas de volver a verte… ¿tendrás un rato para que nos veamos?” La mayoría de los hombres se sienten halagados con esta propuesta. Pero él puede decirte que sí…o que no. Si él pone pretextos para no encontrarse contigo, esto significa una sola cosa: no quiere verte. No vale la pena insistir con él. Quítatelo de la cabeza. Por eso, es mucho más conveniente llamarlo y sacarte la duda de una vez a quedarte obsesionada esperando que él te llame.
La más probable es que el sienta por ti una leve indiferencia. Que se sienta atraído pero no sepa si eres su clase de chica. Pero como sabe que ninguna mujer aceptaría quedarse esperando a ver si a él le gusta o no, lo más sabio es borrarse y no volverla a ver.
Si él supiera que estás dispuesta a verlo dos, tres o diez veces más sin pretender pasar a nada más serio ni presionarlo - “¿por qué no me llamaste?”- , seguramente llamaría. Pero sabe cómo somos las mujeres, y cómo los presionamos cuando nos empezamos a enamorar. Así que mejor no llamar. Ellos esperan que captes el mensaje y que llenes tu tiempo con otro hombre. Consejo: hazle caso y búscate otro.
También puede suceder que un hombre se haya fascinado contigo, le hayas gustado de verdad, pero no quiera volver a verte ahora, porque piensa "Ella me gusta, pero no es el momento de salir con ella, porque no quiero nada serio. Por cierto, es la chica ideal para cuando me quiera casar. Pero como ahora ni pienso hacerlo..."
Los hombres no ven cuál es el apuro, si cualquier puede esperar que él tenga ganas de formalizar. No te extrañes si te llama seis años después diciendo: “¿Qué? ¡No me digas que porque no te llamé enseguida te casaste con otro! ¡Qué impacientes son las mujeres! ¿Quién las entiende?”