martes, 26 de agosto de 2008

Amores Perros I : Sólo les falta hablar



“Nunca he comprendido como una persona puede dedicar su afecto a los animales cuando hay criaturas semejantes a las que podía tratarse mejor; especialmente a un animal tan sucio como el perro , cuya completa existencia consiste únicamente en ensuciar las cosas”.
August Strindberg


Invasión canina
Sé que el mundo está lleno de adoradores de perros.
La mayoría de las personas aman la compañía de esos mamíferos cuadrúpedos que abandonaron sus jaurías temibles por bosques y colinas para dedicarse exclusivamente a lamer la mano del humano que les rasca el lomo.
Yo jamás tuve perro. Un poco porque vivía en departamento, y otro poco porque mis padres no eran muy amantes de los animales y siempre me dijeron que un perro requiere muchos cuidados. El máximo exponente del mundo animal que tuve en mi infancia fue un canario, una tortuguita terrestre y algún gato callejero. Con decir que la longeva tortuga fue el animal que menos vivió les ahorro el relato de mi triste suerte con las mascotas.
Muy pronto en mi vida descubrí que la aversión a los perros es algo que uno debe guardar en el más sagrado secreto.
La raza humana lleva más de 10.000 años domesticando a su mayor competidor en la escala trófica para su propia conveniencia, y no es cuestión de que una loca destruya semejante esfuerzo de un plumazo decretando que no le gustan los perros.
Astuto, el humano le enseñó al perro a dejar de ser lobo: “ No me comerás las ovejas , sino lo que yo te permita comer de ellas . No cuidarás a tu prole, sino a la mía. No morderás a mis hijos, sino a los hijos del vecino”. Y el perro, bobo de amor por un pedazo de tripa grasienta o un hueso seco, mueve la cola con devoción y se rinde a los pies de un ser a quien bien podría eliminar de una dentellada certera, si quisiera.
Esta antigua convivencia del hombre con el perro es la que demuestra que donde hay perro, hay que hablar de perros. Como yo de perros no sé nada, me paso veladas enteras en casa de dueños de perro escuchando hablar de vacunas, pelajes, adiestramiento, comportamiento, temperamento perruno y travesuras de cachorros, sonriendo tiesa mientras evito que el can en cuestión me moje con su larga lengua los pies , me olfatee de pies a cabeza, intente violarme una pierna o quiera comer de mi plato. Alguna vez hasta llegué a propinar con mal disimulo una patada en el hocico del bicharraco para sacarlo de mi lado, con lo que me granjeé automáticamente la antipatía de sus dueños, lo que tuve que reparar pasando el resto del noche acariciando a la bestia y dándole de comer de mi plato, para volver a ser considerada medianamente “humana”.
Convengamos en que los perros huelen mal, invaden antihigiénicamente los sectores alimentarios humanos, se la pasan jadeando y babeándote los zapatos, te ensordecen con sus ladridos y aullidos, te olfatean obscenamente la entrepierna y para colmo tienen sus genitales impúdicamente expuestos entre las ancas. Defecan en cualquier parte sin el prurito de los gatos que entierran sus heces con cuidado en el mismo rincón. Para colmo, de tanto estar con los humanos aprendieron las peores costumbres de estos, como hacer estruendo hasta para tomar agua, aliviar su meteorismo en público o chantajear emocionalmente al amo poniendo cara de carnero degollado.
Si el amo se los permite, invaden la silla, el sillón , el sofá , la cama y hasta el lugar de los invitados. Lo peor es que si entran quieren salir, y si salen quieren entrar, con lo que logran cortar cualquier conversación interesante que trate de otra cosa que no sea ellos, en ese tono emocionado que la gente no usa para referirse a sus hijos :
- ¿ Recuerdas cuando trajimos a Lobo a casa? ¡ Era un pompón!¡ Una dulzura!
- Era tan pequeñito y cariñoso que dormía con nosotros, como un bebé …¡ y nos lamía las manos!
- Claro, fue en el mismo año en que nació nuestro hijo , ¿verdad?
- Si, ni me lo recuerdes …¡Ese bebé malcriado que no nos dejaba dormir!
- Por cierto…¡Ignacio lloraba todo el día! Lobo le tenía una paciencia infinita ….
- Lobo es nuestra vida…Míralo, tiene sed …¿Ignacio le habrá dado agua?
- ¿Ese irresponsable? ¡Ni lo sueñes!….Ven , Lobito querido, que papá te dará un solomillo a la Strogonoff que te preparé especialmente …
- Cariño, déjale algo a Ignacio, que llegará con hambre .
- ¡Bah, que coma una fruta! El carnívoro aquí es el perro.

Si no aceptas de buen grado que las personas traten mejor a sus perros que a sus hijos, eres un desalmado sin sentimientos caritativos hacia los animales.
La gente pierde la cabeza por sus perros.
Hace poco vi en una heladería a una mujer comprar un helado para su perro , diciéndole al hijo: “ Para ti no, porque te quitará el apetito”.


Perro mundo

Un día en que corté la relación con un novio, sufrí una depresión terrible. Enfermé de bronquitis, y me quedé en casa llorando sobre cartas de falso amor .
Una amiga me aconsejó que me consiguiera un perro para superar el mal trance : .
“ Te sientes acompañada y protegida, te avisa si llegan extraños, y encima el hecho de tener que sacarlo a pasear te obliga a salir de la cueva, ver la calle, y hasta a veces , si vas al parque con él, comienzas a conversar sobre perros con otros dueños de perros que a veces son encantadores”, me dijo.
Como no me decidía a hacerme de un perro propio, intenté hacer una prueba piloto cuidando el perro de una amiga que se fue de viaje. Yo debo ser totalmente distinta a mi amiga, dado que el perro pasó dos noches aullando como un alma en pena hasta que se resignó a mi triste compañía. Resistiendo la tentación de darle un frasco entero de Valiums para que se durmiera hasta que ella regresara, opté por darle leche tibia con té de tilo y alquilarle un video absurdo, una comedia con perros como protagonistas. El perro se aburrió tanto que se durmió. A la mañana siguiente descubrí que, en venganza, el perro me había masticado dos almohadones y una sandalia.
Cuando lo quise llevar a pasear, el perro tiraba de la correa en dirección opuesta a la del parque . Tironeé de la correa para convencerlo de que no era buena idea ir a la zona de bares del puerto, llenos de borrachos punks. Llevaba sin duda un perro tan deprimido que quería suicidarse metiéndose donde no se debe. La gente que pasaba me miraba horrorizada, tal vez pensando que yo quería secuestrar un perro ajeno, cosa que no hubiera sido mala idea si quien ofrecería la recompensa por hallarlo no fuera la misma persona que lo dejó a mi cuidado.
Cuando el perro se cansó de intentar ahorcarse tirando para el otro lado, empezó a tirar para el lado del parque, como diciendo “ Si no me puedo matar yo, te mataré a ti”. No hacía falta que lo dijera: sólo le faltaba hablar .
Ahí fue cuando un perrazo negro, enorme , se le echó encima a mi perro prestado con intenciones aviesas. Yo pensé que lo quería matar, hasta que me tranquilicé al ver que sólo lo quería violar. Detrás del perro grande vino a la carrera el dueño del perro : un joven musculoso que se deshizo en disculpas y me pidió perdón por el comportamiento inmoral de su perrazo.Yo le respondí que no había problemas , ya que no había sangre a la vista. Tal vez mi perro no era virgen . El único problema surgiría si mi perro quedaba embarazado, cosa que me costaría explicarle a mi amiga, especialmente debido a que yo siempre había creído que su perro era macho. El propietario el semental negro me ofreció llevar a mi perro a su veterinario, idea que no me pareció apropiada para no prolongar la orgía canina en el camino. De todos modos me pidió que intercambiáramos teléfonos por si mi perro no estaba bien, ya que él me ayudaría a atenderlo. Hasta se ofreció a responsabilizarse por la paternidad de los cachorros, ponerlos a su nombre y mantenerlos, sin siquiera pedir una prueba de ADN , cosa que me conmovió profundamente
Al día siguiente el dueño del semental negro me llamó invitándome a salir sin perros, demostrándome que él también tenía bastante de semental . Como la idea de cuidar un perro ajeno había nacido del intento de olvidar una pena de amor, dije que si. Salimos a pasear, cenamos, quedamos en vernos al día siguiente, volvimos a cenar , y como yo había comprobado que este hombre era un ejemplar único- ¡ un dueño de perro que no se pasa la noche hablando de perros! - …me enamoré. perdidamente
Como aparentemente él estaba tan caliente conmigo como su perro con el mío, esa misma noche me llevó a su casa . Cuando estábamos justo en lo mejor del encuentro, se escuchó un ruido en la puerta , y él saltó de la cama como un resorte gritando : “¡Oh, no! ¡Llegaron mis padres!¡Vete ya!”.
Me sacó de la cama a los empujones y me arrojó desnuda a un patio ínfimo lindero con su habitación, donde me encontré cara a cara con su perro violador gigante que me mostró los dientes gruñendo furioso. Nunca olvidaré su aliento asesino en mi nariz. No tuve ninguna duda de que me quería devorar, tal vez recordando que yo era quien le impidió consumar sus instintos sexuales en el parque . Me incrusté contra la pared de ladrillos haciendo mi mejor imitación de “maceta con geranios”, hasta que el dueño del perro me arrojó mi ropa en la cara. Me hizo escapar por la ventana de su cuarto sin darme tiempo a ponerme los zapatos, mientras él se quedaba discutiendo con sus padres que le habían dicho que cuide la casa , no que la use para descarga de su desenfreno sexual en bacanales secretas.
Corrí por la calle perseguida por todos los perros del vecindario, jurando no meterme nunca más con un dueño de perro.
Pero una cosa fue cierto: tener perro por un rato me había hecho olvidar mi ya antigua pena de amor .
En realidad, tener o no tener amor no me importaba un bledo. Estaba feliz de haber escapado con vida.


Vida de perros

Con tal de llevarme bien con mis amigos propietarios de perros, tuve que empezar a la fuerza a aprender de perros…y de hombres.
Con tal de no volver a escuchar las mismas viejas anécdotas, recuerdo cada detalle y me paso la velada entera diciéndoles : “ Si, ya sé que Max no quiere salir a pasear si llueve, y que lo debes llevar a defecar con paraguas debajo de los puentes de la autopista”, mientras intento deglutir el postre sin que me den arcadas.
Ahora sé que un cachorro no debe salir a la calle antes que le den las vacunas del parvovirus y del moquillo, que a los perros de aguas y a los Yorkshires no hay que cortarles el flequillo porque tiene ojos sensibles, que los perros blancos sufren más cáncer de piel que los de otro color, que a veces se rascan por alergia y no por pulgas , que comen por ansiedad y que deben comer corazón para tener más brillo en el pelo.
También se que hay Hombres- Galgos (que sólo sirven para correr), Hombres –Yorkshire ( muy cariñosos, pero terminas cuidándolos a ellos), Hombres- Labradores ( juguetones y gastadores) , Hombres – Siberian Huskies ( parecen cariñosos hasta que te arrancan una mano); Hombres Rottweiler ( elegantes , pero agresivos), Hombres- Dogo ( jamás sueltan lo que muerden); Hombres - Caniche ( bonitos y coquetos, pero no sirven para protegerte) ; y Hombres- Chihuahua ( no crecen jamás). Las mujeres pierden la cabeza por sus hombres-perros. Pasan la vida soñando con encontrar su propio Superman, pero al final terminan quedándose con un Doberman.
Mi amiga me dice que si no tengo perro propio me pierdo una experiencia única en la vida. Y yo le digo que si ella no tiene hijo propio, se pierde una experiencia única en la vida .
Ella me dice que los hijos son sucios y rebeldes y que a la larga te dejan sola.
Y yo le replico que los perros son sucios y rebeldes, y que a la larga te dejan hablando sola de perros...¡ con un perro!.
Ya han pasado años después de esa horrible experiencia de estar encerrada desnuda junto a un Rottweiler furioso.
Mis hijos ya crecieron: salen y quedo sola.
Mi amiga insiste en que me consiga un perro que me acompañe.
Pero para eso ya tengo marido, que es más o menos lo mismo : cuando está afuera quiere entrar, cuando está adentro quiere salir; se rasca todo el día y come por ansiedad, no por hambre. Como los perros, los hombres hacen estruendo hasta para tomar agua; te chantajean poniendo cara de carnero degollado; invaden sillones, se obsesionan con la entrepierna de las mujeres, odian el ruido de los electrodomésticos, no se dan cuenta de que has ido a la peluquería o que llevas un vestido nuevo, marcan territorio, entran con los pies embarrados y no entienden por qué adoras los gatos.
Y también para ellos, alimentarse con tu corazón hace que les brille el pelo.
Igual que a los perros, sólo les falta hablar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eres un reprimido porque tus papas no te dejaron tener a un perrito, los perros son seres vivos y tenemos que aprender a convivir con ellos, suelen ser una excelente compañía cosa que te falto, no tienes por que insultarlos.